En la comarca de los Valles Pasiegos, Corvera de Toranzo es reconocido por su balneario, sobaos e industria láctea
Qué ver en Corvera de Toranzo
Enclavado en el Valle de Toranzo y atravesado por la Nacional 623, Corvera de Toranzo está formado por 11 pueblos: Alceda, Borleña, Castillo Pedroso, Corvera, Esponzués, Ontaneda, Prases, Quintana de Toranzo, San Vicente de Toranzo (capital), Sel del Tojo y Villegar. Al igual que Puente Viesgo, está integrado en los Valles Pasiegos, la zona típica del sobao Pasiego. No te pierdas la Visita guiada por el Museo del Sobao.
La gran cantidad de patrimonio natural y artístico hacen que haya mucho que ver en Corvera de Toranzo. De este modo, el río Pas, que define el relieve oriental del municipio con sus truchas y salmones, se une a los montes Cildá y Espina del Gallego, escenarios naturales de las guerras cántabras.
Las numerosas casonas y palacios blasonados forman parte del patrimonio artístico característico del Valle de Toranzo.
El turismo que visita los pueblos de Corvera de Toranzo pone el foco también en su balneario de Alceda junto al parque y jardín botánico que lleva también el nombre de la localidad. Y, por supuesto, en su gastronomía, sobre todo la derivada de la leche, como el sobao, la quesada y el helado de queso.
Uno de sus vecinos, el ingeniero Francisco Bustamante y Guerra, natural de Alceda, proyectó en 1798 la carretera que uniría Santander con la meseta a través del Puerto del Escudo. Obra que comenzó en 1801 y, con los años, dio como resultado la actual Carretera Nacional 623.
Parque de Alceda y Jardín Botánico
A la orilla del río Pas, este museo público de árboles y plantas de 7 hectáreas comenzó a diseñarse en 1902. La familia Cortines y el floricultor Escalante ocuparon 98 prados particulares para su Parque de Recreo. Es un básico en qué ver en Corvera de Toranzo.
La recopilación de especies exóticas de la época, la tranquilidad de la vega del río, los espacios abiertos y su diseño lo convirtió en uno de los mejores jardines botánicos de todo el Cantábrico. Unido a las instalaciones anexas del balneario de Alceda y sus aguas terapéuticas transformaron este lugar en referente turístico de peregrinación para quienes buscan salud, descanso, paseo y ocio.
Actualmente cuenta con unos 1.000 árboles de los 5 continentes, junto a la flora del Cantábrico más significativa, un estanque con aves acuáticas y unos 2 kilómetros de senderos para pasear a la sombra en cualquier época del año. Así mismo, dispone de zona infantil con columpios, mesas, bancos, cafetería y acceso al río.
Como resultado, hoy en día es el único parque de España que dispone de un parque de aventura ubicado en un jardín botánico. Dispone de 4 circuitos de aventura, 3 recorridos de altura y uno infantil, 3 minicircuitos para prácticas, un rocódromo y más de 65 actividades de ocio activo en una superficie de 4 hectáreas.
Balneario de Alceda
Hay registros de la existencia del manantial termal ya en época romana. Prueba de ello, son las diferentes monedas encontradas de distintos emperadores.
No fue hasta 1845 cuando se reconoció la utilidad pública de las aguas del balneario de Alceda. Con ello, sus aguas minero medicinales, ricas en sulfuro, se tornaron en solución a los problemas de la piel. La fama y la visita de personajes ilustres como Isabel II o Alfonso XIII hizo que el balneario alcanzara cifras de 6.000 bañistas por temporada.
Una placa de finales del siglo XIX reza así: “Este Manantial de Alceda de agua sulfurosa termal sulfhídrica azoada, es el más caudaloso y rico en termalidad y mineralización de cuantos de su clase existe en Europa; arroja cada 24 horas, más de 3.640.240 litros, y es su temperatura constante y comprobada, de 26º 87′ centígrado. Dr. J. Salvador Ruiz-Valladolid.”
En cambio, la Guerra Civil y la posguerra marcaron el inicio del declive. No fue hasta 2001 cuando se consolidó de nuevo, con la inauguración de lo que hoy es el Hotel Balneario de Alceda, de tres estrellas. El edificio decimonónico, situado dentro del Parque de Alceda, aún conserva todo el sabor de lo antiguo y en él se realizan tratamientos dermatológicos, respiratorios y termales.
Esta cascada es el final de una breve y accesible ruta que parte de la localidad que la da nombre: Ruta del Churrón de Borleña.
La belleza de las formaciones tobáceas que crean la cascada es debida a la combinación de roca caliza, agua de lluvia y vegetación. La infiltración del agua en la roca y su posterior salida a la superficie genera este tipo de cascada, creando con el tiempo una roca sedimentaria dura y porosa, conocida como toba.
Se puede disfrutar en 1 hora con un recorrido de menos de 5 kilómetros sumando ida y vuelta.
El majestuoso edificio, de 1833, formó parte de la historia del complejo termal junto al Balneario de Alceda desde mediados del XIX.
El paso de Gran Hotel, donde se alojaba la nobleza de la época, a colegio y seminario conllevó modificaciones. De acoger a huéspedes como la reina Isabel II o la escritora Emilia Pardo Bazán, pasó a ser adquirido en 1955 por la orden de los Legionarios de Cristo. Aún así, mantiene el noble pasado termal con más de mil metros por planta y más de 5.000 metros cuadrados de jardín con aguas termales.
Fundada en México, fue la primera propiedad que la orden tuvo en España. También aquí fue donde se forjó la página más negra de su historia, el epicentro de los abusos sexuales a menores cometidos por sacerdotes de los Legionarios de Cristo.
Sin embargo, en 2018 las puertas del Gran Hotel de Ontaneda se volvieron a abrir bajo una nueva denominación, El Ágora del Pas, con fines sociales y culturales. Finalmente, hoy permanece cerrado.
Palacio de Francisco Bustamante y Guerra
También conocido por el Palacio de Ontaneda, fue construido por el marino y político Francisco de Bustamante y Guerra durante el siglo XVIII.
La finca está rodeada de jardines, dispone de una capilla privada y una impresionante fuente de tres caños, en la escalinata de piedra labrada, con una pequeña glorieta de cristales. La edificación de planta cuadrangular, en piedra de sillería, es dos alturas con cubierta a cuatro aguas.
Forma parte del inventario general del Patrimonio Cultural. Actualmente es la sede del Centro de Estudios Históricos del Ferrocarril español.
Conjunto histórico artístico de Alceda
Su acceso se encuentra a la altura del punto kilométrico 112, cerca de la iglesia de Alceda.
El conjunto de edificios blasonados de porte medieval o de arquitectura montañesa de los siglos XVII y XVIII está formado, entre otros, por la torre de Ceballos, los palacios de Bustamante Rueda y el de Mercadal o la casona de Ruiz Bustamante.
No obstante, entre las curiosidades que se pueden encontrar está un búnker de la guerra civil en el interior de uno de los edificios. Además, justo antes de la iglesia de Alceda, en la margen derecha de la carretera, hay un monolito de piedra que constata que el antiguo camino, hoy N-623, se llamaba antiguamente Vía de Ave María.